¿Cómo se recicla?

En primer lugar, queremos que tengas en cuenta algunos datos. Por ejemplo, cuando separamos adecuadamente los residuos que generamos a diario, puede reciclarse más del 60% de ellos, lo cual evita que los Ayuntamientos y las instituciones encargadas empleen más recursos en su eliminación.
Por el contrario, si ni siquiera nos tomamos la molestia de separarlos, no solo estamos contribuyendo a generar más toneladas de residuos, sino que de lo que tiremos solo podrá aprovecharse un 10%.
Reciclar es una acción diaria que no solo consiste en clasificar los residuos, sino que se relaciona con todo el ciclo de consumo del que formamos parte. ¿Qué quiere decir esto? Que es una acción que comienza mucho antes de la misma clasificación, para la cual podemos seguir algunas de las siguientes claves prácticas: a) Ten en cuenta el material de los residuos Es el paso elemental del proceso de reciclaje. Cada producto está elaborado a base de unos materiales que nos permiten clasificarlo en uno u otro contenedor: vidrio, plástico, aluminio, latas, papel y, por supuesto, residuos orgánicos. Con este sencillo gesto ya haces mucho. b) Evita comprar artículos desechables Nos referimos a cubiertos, platos, vasos o productos envasados en botellas de plástico. Este material es uno de los que más tarda en descomponerse y, por tanto, el que mayor impacto genera en el medioambiente. Empieza, por ejemplo, por llevar bolsas de tela al supermercado en vez de comprar las de plástico. Si reducimos su consumo, a la vez estamos reduciendo su producción. c) Reutiliza las cosas que hayan cumplido un primer ciclo de uso ¿Sueles tirar aquello que ya ha cumplido su ciclo? Piénsalo bien: muchos productos merecen recibir una segunda oportunidad. Aunque no los uses de la misma manera que antes, pueden ser útiles para otras cosas. Reutiliza envases, cajas o frascos de vidrio; también puedes probar con la ropa usada. d) Realiza donaciones de cosas que no uses Pero si definitivamente estás decidido a tirarlo, aun así espera: es posible que en tu entorno haya alguien a quien pueda serle útil. Esto nos ayudará a generar menos demanda y, a la vez, las empresas producirán menos y su acción tendrá un menor impacto en el medioambiente. e) Compra productos reciclados La prueba de que reciclar no es solo clasificar está en que otra alternativa es la compra de productos reciclados, como ropa, bolsas de basura, cuadernos o libros, entre otros. Y si hablamos de alimentos, lo más idóneo es adquirirlos en mercados que promuevan las prácticas sostenibles y el cuidado del entorno.
Recuerda que reducir, reutilizar y reciclar son tres claves para conseguir un mundo más saludable y equitativo.